Lo que la familia esconde
por Alejandro Arrabales
Park
Chan-Wook la ha vuelto a hacer. Los que seguimos los proyectos de este aclamado
director surcoreano, hemos aprendido a lidiar con lo delirante; pero también, y
sobre todo, a evitar caer en el limbo del escándalo fácil ante las narraciones que
nos brindan sus metrajes, tan abruptas como desprovistas de un fin último del
que sujetarse.
Stoker (Park Chan-Wook, 2013) sigue la
estela de otras historias del mencionado cineasta, como viene a ser,
principalmente, su recurrente trilogía de la venganza, trilogía en la cual sobresale su magnífica Old Boy (2003), de la que ya
tuvimos ocasión de hablaros. Y ello lo materializa haciendo gala del
envoltorio típico de todas sus creaciones; esto es, presentándonos relatos
rocambolescos y personajes desquiciados, que causan en el espectador una
especie de sensación encontrada, a caballo entre el rechazo más hondo y la curiosidad más
morbosa.
Sumergiéndonos
de lleno en este pozo sin fondo de emociones, nos hallamos ante una familia
sumida en la más aciaga desgracia, y ello debido a la pérdida de la figura
paterna (Dermot Mulroney). Tras la terrible muerte del hombre, quedan viviendo
en el hogar familiar la impasible hija
adolescente, India (Mia Wasikowska), que acaba de cumplir 18 años, y la bella y desolada madre (Nicole Kidman). Sorpresivamente,
en el funeral aparece el tío Charlie (Matthew Goode), cuya existencia era desconocida
hasta entonces para India, y cuya llegada ocasionará un aluvión de revelaciones
y sucesos fatales para el dúo de féminas.
Como
es costumbre en el cine de Chan-Wook, esta fábula macabra destaca más por sus
artificios formales y por sus florituras de encaje que por un fondo sustancial que la dote de sentido.
Efectivamente, el espectador que trate de sonsacar un doble mensaje a la
sucesión (i)lógica de secuencias, no encontrará más que una insana sensación de
impotencia. En este sentido, a lo largo del film se presentan momentos de una
poética muy sutil y efímera, si bien ello únicamente en el plano visual que, no
obstante, deja un regusto final más agrio que dulce.
La
faceta interpretativa, por su parte, es uno de los aspectos más destacables de
este film. Es difícil no reparar en el semblante imperturbable y apático de
India, una constante de principio a fin de la narración, pero que a su vez
esconde, como si de una “matrioska” se tratara, una profundidad emocional
blindada de forma inspiradora, combinación que se deja ver notablemente al trasluz.
Y qué decir del carácter tan oscilante y de vaivenes imprevisibles de la madre,
dramatizado de una forma correcta por Kidman. Pero si hay algo que ha calado en
las entrañas de un servidor es el personaje del tío Charlie; en pocas ocasiones
una sonrisa me había causado tanto pavor como la mostrada por Goode, que logra
encarnarse en su papel de sujeto desprovisto de valores morales. Sin olvidar las
tensiones psicológicas (e impulsivas) generadas en la interrelación de este
trio protagonista, en una puesta en escena que no peca de sobriedad.
Eso
sí, qué magnífica es la fotografía del film, de la mano de Chung Chung-hoon. Es uno de los mayores
atractivos de este proyecto y, en mi humilde opinión, el motivo causante de que
nos sometamos a la ensoñación de esta visceral locura cinematográfica. La banda
sonora tampoco tiene desperdicio, de la mano de Clint Mansell, con
cortes evocadores y sinuosos, como el sugerente “Summer Wine” de Nancy Sinatra y Lee
Hazlewood.
En definitiva, Stoker no es un thriller al uso ni tampoco una narración convencional. Es más, no cabe duda de que traza una nueva forma de hacer y de ver cine, y lo hace desdibujando los contornos de la cordura y de la lógica, e invitando al espectador a adentrarse en el terreno hostil de lo imposible.
Estados Unidos. 2013. T.O.: Stoker. Director: Park Chan-Wook. Fotografía: Chung Chung-hoon. Productora: Fox Searchlight Pictures // Scott Free Productions. Música: Clint Mansell. Reparto: Mia Wasikowska, Matthew Goode, Nicole Kidman, Jacki Weaver, Dermot Mulroney, Lucas Till, Ralph Brown, Alden Ehrenreich, Phyllis Somerville, Wendy Keeling, Lauren E. Roman, Tyler Von Tagen, Judith Godrèche. Duración: 98 minutos. Intriga. Thriller. Thriller psicológico. Drama psicológico. Familia.