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miércoles, 30 de diciembre de 2015

Stoker

Lo que la familia esconde

por Alejandro Arrabales



Park Chan-Wook la ha vuelto a hacer. Los que seguimos los proyectos de este aclamado director surcoreano, hemos aprendido a lidiar con lo delirante; pero también, y sobre todo, a evitar caer en el limbo del escándalo fácil ante las narraciones que nos brindan sus metrajes, tan abruptas como desprovistas de un fin último del que sujetarse.

Stoker (Park Chan-Wook, 2013) sigue la estela de otras historias del mencionado cineasta, como viene a ser, principalmente, su recurrente trilogía de la venganza, trilogía en la cual sobresale su magnífica Old Boy (2003), de la que ya tuvimos ocasión de hablaros. Y ello lo materializa haciendo gala del envoltorio típico de todas sus creaciones; esto es, presentándonos relatos rocambolescos y personajes desquiciados, que causan en el espectador una especie de sensación encontrada, a caballo entre el rechazo más hondo y la curiosidad más morbosa.

Sumergiéndonos de lleno en este pozo sin fondo de emociones, nos hallamos ante una familia sumida en la más aciaga desgracia, y ello debido a la pérdida de la figura paterna (Dermot Mulroney). Tras la terrible muerte del hombre, quedan viviendo en el hogar familiar la impasible  hija adolescente, India (Mia Wasikowska), que acaba de cumplir 18 años, y la  bella y desolada madre (Nicole Kidman). Sorpresivamente, en el funeral aparece el tío Charlie (Matthew Goode), cuya existencia era desconocida hasta entonces para India, y cuya llegada ocasionará un aluvión de revelaciones y sucesos fatales para el dúo de féminas.

Como es costumbre en el cine de Chan-Wook, esta fábula macabra destaca más por sus artificios formales y por sus florituras de encaje que por  un fondo sustancial que la dote de sentido. Efectivamente, el espectador que trate de sonsacar un doble mensaje a la sucesión (i)lógica de secuencias, no encontrará más que una insana sensación de impotencia. En este sentido, a lo largo del film se presentan momentos de una poética muy sutil y efímera, si bien ello únicamente en el plano visual que, no obstante, deja un regusto final más agrio que dulce.

La faceta interpretativa, por su parte, es uno de los aspectos más destacables de este film. Es difícil no reparar en el semblante imperturbable y apático de India, una constante de principio a fin de la narración, pero que a su vez esconde, como si de una “matrioska” se tratara, una profundidad emocional blindada de forma inspiradora, combinación que se deja ver notablemente al trasluz. Y qué decir del carácter tan oscilante y de vaivenes imprevisibles de la madre, dramatizado de una forma correcta por Kidman. Pero si hay algo que ha calado en las entrañas de un servidor es el personaje del tío Charlie; en pocas ocasiones una sonrisa me había causado tanto pavor como la mostrada por Goode, que logra encarnarse en su papel de sujeto desprovisto de valores morales. Sin olvidar las tensiones psicológicas (e impulsivas) generadas en la interrelación de este trio protagonista, en una puesta en escena que no peca de sobriedad.

Eso sí, qué magnífica es la fotografía del film, de la mano de Chung Chung-hoon. Es uno de los mayores atractivos de este proyecto y, en mi humilde opinión, el motivo causante de que nos sometamos a la ensoñación de esta visceral locura cinematográfica. La banda sonora tampoco tiene desperdicio, de la mano de Clint Mansell, con cortes evocadores y sinuosos, como el sugerente “Summer Wine” de Nancy Sinatra y Lee Hazlewood.

En definitiva, Stoker no es un thriller al uso ni tampoco una narración convencional. Es más, no cabe duda de que traza una nueva forma de hacer y de ver cine, y lo hace desdibujando los contornos de la cordura y de la lógica, e invitando al espectador a adentrarse en el terreno hostil de lo imposible. 


 Estados Unidos. 2013. T.O.: Stoker. Director: Park Chan-Wook. Fotografía: Chung Chung-hoon. Productora: Fox Searchlight Pictures // Scott Free ProductionsMúsica: Clint Mansell. Reparto: Mia Wasikowska, Matthew Goode, Nicole Kidman, Jacki Weaver, Dermot Mulroney, Lucas Till, Ralph Brown, Alden Ehrenreich, Phyllis Somerville, Wendy Keeling, Lauren E. Roman, Tyler Von Tagen, Judith GodrècheDuración: 98 minutos. Intriga. Thriller. Thriller psicológico. Drama psicológico. Familia.



sábado, 19 de septiembre de 2015

Ma ma


"Se pasa de madre"



Tras cinco años desde su última película, Habitación en Roma, Julio Medem vuelve a la cartelera con un dramón lacrimógeno que no me acaba de convencer.  A diferencia de los temas presentes en films anteriores, entre los que se encuentran Ardilla Roja, Los amantes del círculo polar y Lucía y el sexo, entre otros, esta vez se ha decantado por explorar el universo de la mujer madre hasta la muerte y el amor por compasión. Una lástima que esta película, pese a destilar el buen gusto y la delicadeza que le caracterizan y pese a reivindicar la belleza y la fortaleza del sexo femenino (otro de sus rasgos distintivos), no esté a la altura del resto de su filmografía.

En efecto, desde el principio del largometraje se percibe el dramón que vamos a presenciar: Medem le da mucha importancia a la cuestión del cáncer y a la gran función de madre que ejerce la protagonista, Magda (Penélope Cruz), a la que no me la llego a creer para nada, ya que es un continuo quiero y no puedo. Si hubiese sido otra actriz os aseguro que me hubiese conmovido. Pero es que en muchos momentos tiene más cara de demente que de enferma de cáncer, y que su personaje tome decisiones ilógicas con tal de aumentar el drama no ayuda.

Por otro lado, me hace gracia el papel que interpreta Luis Tosar, ya que, a pesar de lo tópico-épico que resulta, el actor es capaz de desplegar una interpretación excepcional, haciendo gala (una vez más) de su versatilidad: lo mismo se mete en la piel de un preso o de un maltratador que encarna a un entrañable padre protector.

Otro personaje que no me acaba de encajar (y cuya actuación, en este caso, no le excusa) es el del ginecólogo de Magda, Julio (Asier Etxeandia) hoy conocido por la serie Velvet (2014) de Antena 3. Este es un frustrado cantante que no sabe cantar, puede parecer gracioso en un principio, pero acaba resultando ridículo. Por no hablar de la relación inverosímil que mantiene con la protagonista, puesto que rara vez un médico puede llegar a esos niveles de confianza con su paciente.

Para terminar, Medem también ha querido incrustar el personaje de Natasha, una niña angelical que fluctúa entre la fantasía y la realidad, ya que la presenta como un espíritu pero en realidad sí que existe. Y aunque esto puede sonar muy “Medem”, puesto que en otras de sus películas vemos personajes que se desdoblan o personajes que mueren en condiciones muy extrañas, en este caso no encaja por ningún lado.

En fin, está claro que el propósito de Julio Medem con esta película ha sido hacer un canto a la vida y un elogio a la maternidad y a la fortaleza de las mujeres, pero la forma y los personajes echan a perder lo que podría haber sido un gran film.





España. 2015. T.O.: ma ma. Director: Julio Medem. Guión: Julio Medem. Música: Alberto Iglesias. Fotografía: Kiko de la Rica.  Productora: Morena Films. Reparto: Penélope Cruz, Luis Tosar, Asier Etxeandia, Teo Planell, Silvia Abascal, Mónica Sagrera, Àlex Brendemühl, Ciro Miró, Jon Kortajarena . Duración: 111 minutos. Drama. Enfermedad