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viernes, 16 de octubre de 2015

Getting Any?


Lo hilarante de lo absurdo, a la japonesa

    por Pablo J. García


Diecinueve años antes de dirigir su estupenda ópera prima, Violent Cop (1989), y comenzar una etapa que lo llevaría a ser uno de los gurús del cine mundial, Takeshi Kitano se hizo popular en Japón por formar parte de un grupo cómico conocido como Two Beats. Tras su disolución, Kitano prosiguió con su éxito y se convirtió en uno de los cómicos y personajes televisivos más representativos de su país gracias a trabajos como presentar el show Takeshi Castle (Humor Amarillo en España), realizar el papel principal de la serie televisiva cómica Oretachi Hyokin-zoku, o interpretar a un sargento en Merry Christmas, Mr. Lawrence (1983) del maestro Nagisha Oshima. Dada esta dedicación inicial a la comedia, puede resultar extraño que gran su cine se caracterice por una violencia sin escrúpulos y un drama melancólico, nihilista y en apariencia frío. Esto es lo que diferencia Getting Any?, una comedia de principio a fin, de casi toda su filmografía, y una de las razones que la convierten en una auténtica joya.

El film sigue una estructura muy simple. Asao, un joven cándido y bastante bobo, quiere acostarse con una chica. Durante el transcurso de la cinta, le vienen la mente varios sueños o ideas para conseguir su propósito, como tener un coche, hacerse un actor famoso o convertirse en un piloto de aviones. Éstas son de lo más improductivas, aunque a él le parezcan de una coherencia trascendental, y dividen el film varios capítulos. Cada propósito encabeza un capítulo, repleto de vanos intentos por conseguirlo. 

La película no se sustenta por su cautivador y reflexivo argumento, éste sólo una excusa para dar pie a un ritmo incesante de gags de lo más carcajeantes. No hay más pretensión argumental que la de hacer reír al espectador. No importa el qué, sino el cómo, y ese cómo es de lo más jocoso y atractivo. Los gags se suceden a un tempo trepidante, sin el silencio o los garbosos tiempos muertos habituales de Kitano. El resultado es un desfile incesante de un divertidísimo humor tremendamente absurdo con un un sabor muy nipón (los pequeños frikis/otakus que hemos mamado manga y anime, reconoceremos ese tipo de humor sin demasiado sentido que no tiene miedo al sexo ni a los pervertidos), que de alguna manera está repleto de inteligencia. 

Nos reiremos de todo, del sinsentido, de los tópicos, de los cameos a Godzilla, La mosca, Los cazafantasma, Zatoichi (personaje que años después interpretaría, escribiría y dirigiría en Zatoichi, 2003), El lobo solitario y su cachorro y muchos más. Éste es el único inconveniente de la cinta, en un contexto mundial, pues no podremos captar algunos detalles al no conocer profundamente la cultura japonesa. No obstante, en ningún caso esto impide entender las cosas ni desmerece al filme. Lo único que podrás hacer es reírte; y cuando termines esta joya infravalorada de desmerecida repercusión, sólo te preguntarás: ¿por qué Kitano no hace más cosas como ésta?

 Japón. 1994. T.O.: Minna YatterukaDirector: Takeshi Kitano. Música: Senji Horiuchi, Hidehiko Koike Fotografía: Katsumi Yanagishima  Productora: Office KitanoReparto: DankanMoeko EzawaHakuryuTokie HidariHideo HigashikokubaruYojin Hino,Beat Takeshi (Takeshi Kitano)Susumu TerajimaRen OsugiMinoru IikuzaShouji KobayashiYuuji MinakataTetsuya Yuuki.  Duración: 108 minutos. ComediaParodia. Comedia absurda

domingo, 4 de octubre de 2015

Chef




Menú del día
por Miguel Ángel Gomis



Chef 2014, un largometraje donde la frescura y el sabor es el sazonador de todas sus escenas. Tras verlo como director de taquillazos como las dos primeras partes de Iron Man, Jon Favreau ha sabido crear como guionista, director y protagonista  una historia basada en la autosuperación, o mejor dicho en la autoregeneración, tras la enfermedad de la “rutina creativa” como dice el propio personaje de la película, Carl Casper, un chef arrastrado por la tortura del capital, que le lleva a obedecer ciegamente a todo aquel que proporcione cosas tan fundamentales pero a la vez triviales como el dinero, la fama y la reputación.

Gran concepto este último, pues la reputación es crucial para el protagonista, una reputación tan tambaleante como efímera en esta sociedad donde el mundo ON te puede dejar OFF en lo que se escribe un Tweet. ¡Exacto! Se trata de las amigas/arpías que llamamos redes sociales. Tratándose de unas democracias  tan crueles para las personas como beneficiosas para el ego, nunca se sabe donde pueden colocarte, pues tan rápido te acribillan como te ensalzan en el podio contemporáneo llamado “trending topic”. Mas no es tan sencillo como ser bueno o malo, pues lo que piensen los demás de nosotros importa, y quien diga lo contrario miente, el ser humano como animal que quiere sobrevivir a esta ilusión perenne llamada realidad no está preparado para interiorizar impactos negativos de nosotros mismos y menos que se viralicen nuestros errores por el ciberespacio, acaeciendo esto mismo al chef, calcinando lo poco que daba sentido a su vida.

Jon Favreau muestra a un hombre con un potencial desorbitado, una habilidad creativa cocinada en las raíces del Miami de su exmujer y de su hijo, en el profundo aroma de su América querida, en el populismo culinario, pues basa sus recetas en la búsqueda de esa cosa que representa a la población inmigrante y trabajadora, en definitiva a la clase popular que fusiona códigos de sus países de origen con los Americanos creando esa mezcla con la que se caracteriza esas tierras del sur de la América llena de "oportunidades", reflejándose en ingrediente llenos de color y música salpimentada de trompetas y saxofón. Todo ello reflejado en imágenes que ensalzan la virtud del hombre como enamorado de la vida y ladrón de lo que ofrece esta para satisfacer las demandas de los sentidos y del corazón.

La búsqueda de los sueños, la creación de los lazos y el horneado de la personalidad se refleja a través de un viaje de costa a costa de los Estados Unidos en un viejo camión de comida rodante, recurso tan utilizado desde la Odisea de Homero que huele a rancio, pero que es llevado a buen destino gracias al planteamiento ameno de las escenas y una interesante banda sonora, compuesta por sonidos latinos. Ahora, debo decir que no esperéis un guión brillante, pues la creatividad que exige Carl como artista de los fogones no la ha exigido Favreau como director y guionista de la película.

A pesar de todo ello se trata de comida ligera y refrescante para todos aquellos que quieran probar una ración de alegría:

Carl Casper Chef 2015:

“no necesito guías, necesito espacio”



  Estados Unidos. 2014. T.O.: Chef. Director: Jon Favreau. Fotografía: Kramer Morgenthau.  Productora: Open Road Films / Aldamisa EntertainmentReparto: Jon FavreauSofía VergaraJohn LeguizamoScarlett JohanssonOliver Platt,Bobby CannavaleDustin HoffmanRobert Downey Jr.Amy SedarisGarry ShandlingEmjay AnthonyMinn VoTeebone MitchellMaria F. BlancoJulian Graham  Duración: 115 minutos. Comedia, Familia, Cocina.

martes, 18 de agosto de 2015

Y de repente tú



¡Qué viva la monogamia!


por Daniel Molina.


Con la quinta temporada de Girls en filmación, en la cual ejerce de productor, Judd Apatow amplía su universo de comedia costumbrista contemporánea; esta vez, de la mano de Amy Schumer, quien firma y protagoniza el film en cuestión.

Precisamente, el centro sobre el cual orbita el relato no es otro que Amy (encarnada por la propia Schumer, que vuelve a demostrar su incontinencia corporal y su descaro ante la cámara), la mayor de dos hermanas antagónicas en su concepción de la vida conyugal. Además de su aversión al compromiso, su exacerbada verborrea plagada de sarcasmo incompasivo la define como la antítesis del personaje que debería protagonizar una película como esta. Quizá por ello sea tan  previsible como inevitable la aparición de Aaron Conners (un Bill Hader más contenido que en su paso por SNL, pero igualmente brillante), un médico deportivo transparente y cuya unidimensionalidad pasa desapercibida gracias al desborde de personalidad de la protagonista. 

Partiendo de esta base, expuesta en un hilarante prólogo, ideal para entonar el posterior desarrollo de la película; el guión demuestra lucidez en su capacidad de construir una narración orgánica, que aúne la evolución de los personajes con los numerosos y acertados gags, interpretados con la libertad inherente que Apatow otorga a sus actores.

Tal vez la historia naufrague en la aparición de ciertos personajes que no terminan de encajar y quedan en el intento, más bien fallido, de adornar al personaje encarnado por Hader o peque de ingenua en ciertos puntos, supeditando la credibilidad a cumplir la expectativa. No obstante, me quedo con el golpe en la mesa que supone para Schumer en la gran pantalla, un acierto más en la cuenta de un director en boga y sin aparente fecha de caducidad.


 Estados Unidos. 2015. T.O.: Trainwreck. Director: Judd Apatow. Guión: Amy Schumer. Fotografía: Jody Lee Lipes. Producción: Judd Apatow. Reparto: Amy Schumer, Bill Hader, Brie Larson, Vanessa Bayer, Colin Quinn, Tilda Swinton, John Cena. Duración: 125 minutos. Comedia. Drama. Comedia dramática.

domingo, 16 de agosto de 2015

Señor Manglehorn



Gran cerrajero



Menudo año nos está regalando Al Pacino. Tras La sombra del actor, el septuagenario se vuelve a meter en el rol que Clint Eastwood habría bordado hace diez años y calla la boca a todos aquellos que le acusan de histriónico, ofreciendo una interpretación contenida y potente. Así, David Gordon Green, quien ya concedió una oportunidad de redención a Nicholas Cage con su papel en Joe (2013), vuelve a dirigir un drama intimista aunque esta vez centrado en el tema de la soledad.

En efecto, nuestro cerrajero, un hombre en la senectud al que sólo le quedan su trabajo precario y su gata, sobrevive atormentado por el recuerdo de una mujer a la que dejó pasar para formar una familia con la que fue su esposa. Le escribe cartas y agota el último tramo con un ademán melancólico, despreciando la ayuda de aquellos que aún se preocupan por él y lamentándose de la decisión que tomó en su momento.

Pero el señor Manglehorn no siempre ha sido así. Entrenador de un equipo de béisbol en su juventud, sus antiguos alumnos le recuerdan con cariño, y aún conserva un cierto don para tratar con la gente. Es por eso que, a menudo, el plano se abre para mostrarnos en su cerrajería un mural con diferentes llaves, símbolo de las posibilidades que sigue ofreciéndole el futuro, pero a las que él da la espalda hasta que su gata se traga una y se ve obligado a abandonar su zona de (des)confort.

Y es que este suceso le obliga a renunciar a su ensimismamiento, a la misantropía defensiva de la que hace gala durante toda la película, para relacionarse con el mundo que le rodea y conocer a una entrañabilísima Holly Hunter, que le descubre que todavía es pronto para sucumbir y que su magia de antaño no está, ni mucho menos, agotada. En definitiva, se trata de una película pequeña, modesta, que se ocupa de un drama de un lirismo extremadamente humano, sin estridencias ni golpes en el pecho.



 Estados Unidos. 2014. Director: David Gordon Green. Guión: Paul Logan. Fotografía: Tim Orr. Productora: Worldview Entertainment / Dreambridge Films / Muskat Filmed Properties. Reparto: Al Pacino, Holly Hunter, Chris Messina, Harmony Korine, Natalie Wilemon, June Griffin Garcia, Sierra Scott, Kristin Miller White, Rebecca Franchione, Lara Shah. Duración: 97 minutos. Drama. Comedia. Cine independiente USA. Comedia negra

viernes, 14 de agosto de 2015

Les combattants




Sálvese quien pueda

por Davina Santos.



El fin del mundo está al llegar. Con esta premisa tan fatalista se abre la primera cinta de Thomas Cailley, que no sólo le ha merecido el premio FIPRESCI en el Festival de Cannes, sino que le ha permitido hacerse con nada menos que tres galardones en los premios César (los correspondientes a mejor ópera prima, mejor actor relevación para Kévin Azaïs y mejor actriz de reparto para Adèle Haenel, que los amantes del cine francés conocerán por haber protagonizado otro gran debut: el de Céline Sciamma, su pareja en la actualidad). Y es que lo primero que hay que destacar de la película son sus notables interpretaciones, merecidamente reconocidas por el jurado: la joven competía con nada menos que Juliette Binoche, Catherine Deneuve y Marion Cotillard, así que ya os podéis ir haciendo una idea del nivel que tiene la nueva musa de los Dardenne.

Por lo demás, no es de extrañar que esta película haya conquistado a la crítica y convencido al público. Construida a partir de la atípica historia de amor que se teje entre Arnaud, un adolescente sensible, inseguro y con escasas esperanzas en el futuro, y Madeleine, una joven obsesionada con ser autosuficiente y conquistar el futuro cogiéndolo por los cuernos, la película explota todas las posibilidades que el argumento le ofrece, apostando, al mismo tiempo, por un guión fresco, imprevisible, y por una banda sonora experimental que busca marcar un ritmo ágil antes que enfatizar emociones.

De esta manera, conforme abandonamos el primer acto, caracterizado por una comedia que recoge una acertada instantánea de las nuevas generaciones, incapaces de encontrar su lugar en un mundo asolado por la crisis, cambiamos de género para adentrarnos en una metáfora de la sociedad actual que dota a la película de un cierto carácter de fábula, sin por ello caer en simplificaciones que conviertan a sus protagonistas en adalides de nada. Así, el entrenamiento en un campamento militar permitirá a Madeleine (Adèle Haenel), experta en macroeconomía y en no necesitar a nadie, darse cuenta de que, fuera de su mundo de chalet adosado y piscina particular, no podrá salir adelante si se mantiene aferrada a su estricto individualismo.

La confirmación de esta idea, que se impone conforme avanza la película, se produce en medio de la naturaleza, la tercera protagonista de la película. Y es que la lucha por la supervivencia en un espacio libre de las restricciones a las que nos somete el sistema en el que vivimos descubre a los protagonistas que sin solidaridad, sin empatía, el mundo estaría perdido. De nada vale que estemos bien preparados si no somos capaces de colaborar, de tendernos una mano y de creer en los otros. Pero también es un canto de libertad enmarcado en una naturaleza imponente, una invitación a dejar de machacarnos (como Arnaud espeta a Madeleine) y a dejarnos llevar en un mundo marcado por las imposiciones. Desde luego, Thomas Cailley, con una película aparentemente tan liviana, tan alejada de las formas del cine pretendidamente “culto”, predica con el ejemplo, invitándonos a reflexionar desde el juego, con la humildad a la que obliga ser en un mundo que se cae a pedazos, en el que nada está escrito y todo es posible.


 Francia. 2011. T.O.: Les combattants. Director: Thomas Cailley. Guión: Thomas Cailley, Claude Le Pape. Música: Philippe Deshaies, Lionel Flairs, Benoit Rault. Fotografía: David Cailley.  Productora: Nord-Ouest Productions. Reparto: Kévin Azaïs, Adèle Haenel, Antoine Laurent, Brigitte Roüan, William Lebghil,Thibaut Berducat. Duración: 98 minutos. Comedia. Drama. Romance.




viernes, 26 de junio de 2015

Hablar



La vida es puro teatro


Hablar es un título simple y conciso. Parece que nos lo diga todo, pero no es así: “hablar” no es un simple verbo con unas cuantas acepciones, "hablar" es comunicar, es expresar, es sentir, es todo para los seres humanos. Somos los únicos capaces de comunicarnos mediante la lengua. Nuestra forma de expresarnos puede reflejar si estamos viviendo en positivo o en negativo, también podemos detectar si estamos cabreados o estamos de buen humor. Hablar es, en definitiva, vivir, un reflejo de los errores que cometemos al no comunicarnos o al comunicarnos demasiado.

Al comienzo de la película se nos introducen diferentes personajes que comparten con nosotros historias sin sentido aparente y sin conexión alguna entre ellas, simples conversaciones cotidianas, que cualquier espectador podría presenciar en su ciudad o pueblo. Pero conforme se desarrolla el relato cinematográfico nos damos cuenta que Joaquín Oristrell nos quiere mostrar algo más profundo que un conjunto de parloteos anodinos. Nos hace reflexionar sobre la relevancia del lenguaje en nuestra vida, la importancia de la comunicación en cuanto a la relación que establecemos con los otros.

Joaquín Oristrell nos presenta una película hecha en un solo plano secuencia, dándonos una pista acerca de lo arriesgada que puede llegar a ser su apuesta. En efecto, pocos son los directores que se han entregado a un formato que parece reservado a los grandes (Orson Welles, Stanley Kubrick, Paul Thomas Anderson, Quentin Tarantino…). También tenemos otro aspecto renovador, y es que la película es el resultado de un proyecto de la escuela de teatro de Cristina Rota, en la que se pidió a una serie de actores que improvisaran a partir de unos personajes confeccionados por ellos mismos con anterioridad. Como resultado, tenemos unos caracteres reflejo de las inquietudes de los actores, que reflexionan sobre la situación actual de España y se preocupan por la crisis social y política que atraviesa el país.

Es difícil que la gente acuda a las salas para ver este tipo de cine tan “experimental”, ya que además de no tener mucha publicidad, puede causar rechazo o bien por, directamente, ser español, o bien por ser un drama y no una comedia de esas que tanto nos gustan porque nos permiten evadirnos de este mundo de mierda, sin restar importancia al hecho de que se estrenaba un “peliculón” ese mismo día: Jurassic World. En definitiva, no ha salido en el mejor momento. Como dice el refrán: “más vale caer en gracia que ser gracioso”, y esta peli ni una cosa ni la otra.


 España. 2015. T.O.: HablarDirector: Joaquín Oristrell. Guión: Joaquín Oristrell. Música: Alejandro Pelayo. Fotografía: Teo Delgado.  Productora: Canal+ España / Sabre Producciones / Aquí y Allí Films . Reparto: Goya Toledo, Marta Etura, Miguel Ángel Muñoz, María Botto, Antonio de la Torre,Raúl Arévalo, Juan Diego Botto, Sergio Peris-Mencheta, Álex García, Petra Martínez, Secun de la Rosa, Melanie Olivares, Nur Al Levi, Estefanía de los Santos,Carmen Balagué, Mercedes Sampietro, Astrid Jones, Dafnis Balduz, Juan Margallo Duración: 75 minutos. Comedia. Drama



viernes, 3 de abril de 2015

El perro del hortelano





Resurrección
Por Alba Varón.


El presente de los clásicos del teatro de Oro no es tranquilizador. Parece ser que hoy en día, con el auge de los dispositivos electrónicos ya no tenemos ni tiempo para dedicar cinco minutos a nuestros clásicos. Y ni mucho menos dedicar algo de tiempo a leer una obra del Teatro del Siglo de Oro. Uff .¿Qué es eso? ¿Una obra de qué...?. Solución al problema: ver (o volver a ver) inmediatamente “El perro del Hortelano”, última película dirigida por Pilar Miró antes de su muerte. ¿Que no es del todo fiel al texto? ¿Que en algunos momentos introduce escenas que no están en la comedia de Lope? No es el tema aquí. El tema es resucitar al escritor. ¿Y cómo lo logró Pilar Miró? Modernizando expresiones para que fueran comprendidas por todos los espectadores sin necesidad de tener un libro de refranes antiguos al lado de la butaca. Poniendo al mando a unos actores tan frescos y vitales como Emma Suárez, Pilar Miró o el asombrado (y asombroso) Carmelo Gómez. Se los llevó a todos a Portugal, señores, para rodar una obra que transcurre en Nápoles; y con su elegante gusto por la puesta en escena, vistió a una portentosa Emma Suárez (“el vivo fuego y el puro hielo”) y a un titubeante Carmelo Gómez. Les dejó a sus anchas y ellos nos dedicaron unas de las interpretaciones más inolvidables de sus carreras. Si tuviera, personalmente, que destacar algo de todo lo destacable (que hay mucho donde elegir) señalaría el manejo de la mezcla de colores cálidos y fríos para afrontar la perplejidad y la locura de las relaciones entre el triángulo de enamorados. 

Ganas de besar, abrazar y entrometerte en los líos amorosos más graciosos no nos faltarán después de ver las divertidas escenas de enredo que nos ofrece la película. Pero lo que consigue Pilar Miró con esta película va mucho más allá. Tendrás ganas de sacar de la biblioteca cualquier obra de Lope de Vega mientras esperas que aparezcan de nuevo cineastas como ella para llevarla a la pantalla.


España-Portugal, 1996. T.O.: El perro del HortelanoDirector: Pilar Miró Productora: Producción: Cayo Largo FilmsFotografía: Javier Aguirresarobe. Duración: 109 minutos. Comedia.