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viernes, 14 de agosto de 2015

Les combattants




Sálvese quien pueda

por Davina Santos.



El fin del mundo está al llegar. Con esta premisa tan fatalista se abre la primera cinta de Thomas Cailley, que no sólo le ha merecido el premio FIPRESCI en el Festival de Cannes, sino que le ha permitido hacerse con nada menos que tres galardones en los premios César (los correspondientes a mejor ópera prima, mejor actor relevación para Kévin Azaïs y mejor actriz de reparto para Adèle Haenel, que los amantes del cine francés conocerán por haber protagonizado otro gran debut: el de Céline Sciamma, su pareja en la actualidad). Y es que lo primero que hay que destacar de la película son sus notables interpretaciones, merecidamente reconocidas por el jurado: la joven competía con nada menos que Juliette Binoche, Catherine Deneuve y Marion Cotillard, así que ya os podéis ir haciendo una idea del nivel que tiene la nueva musa de los Dardenne.

Por lo demás, no es de extrañar que esta película haya conquistado a la crítica y convencido al público. Construida a partir de la atípica historia de amor que se teje entre Arnaud, un adolescente sensible, inseguro y con escasas esperanzas en el futuro, y Madeleine, una joven obsesionada con ser autosuficiente y conquistar el futuro cogiéndolo por los cuernos, la película explota todas las posibilidades que el argumento le ofrece, apostando, al mismo tiempo, por un guión fresco, imprevisible, y por una banda sonora experimental que busca marcar un ritmo ágil antes que enfatizar emociones.

De esta manera, conforme abandonamos el primer acto, caracterizado por una comedia que recoge una acertada instantánea de las nuevas generaciones, incapaces de encontrar su lugar en un mundo asolado por la crisis, cambiamos de género para adentrarnos en una metáfora de la sociedad actual que dota a la película de un cierto carácter de fábula, sin por ello caer en simplificaciones que conviertan a sus protagonistas en adalides de nada. Así, el entrenamiento en un campamento militar permitirá a Madeleine (Adèle Haenel), experta en macroeconomía y en no necesitar a nadie, darse cuenta de que, fuera de su mundo de chalet adosado y piscina particular, no podrá salir adelante si se mantiene aferrada a su estricto individualismo.

La confirmación de esta idea, que se impone conforme avanza la película, se produce en medio de la naturaleza, la tercera protagonista de la película. Y es que la lucha por la supervivencia en un espacio libre de las restricciones a las que nos somete el sistema en el que vivimos descubre a los protagonistas que sin solidaridad, sin empatía, el mundo estaría perdido. De nada vale que estemos bien preparados si no somos capaces de colaborar, de tendernos una mano y de creer en los otros. Pero también es un canto de libertad enmarcado en una naturaleza imponente, una invitación a dejar de machacarnos (como Arnaud espeta a Madeleine) y a dejarnos llevar en un mundo marcado por las imposiciones. Desde luego, Thomas Cailley, con una película aparentemente tan liviana, tan alejada de las formas del cine pretendidamente “culto”, predica con el ejemplo, invitándonos a reflexionar desde el juego, con la humildad a la que obliga ser en un mundo que se cae a pedazos, en el que nada está escrito y todo es posible.


 Francia. 2011. T.O.: Les combattants. Director: Thomas Cailley. Guión: Thomas Cailley, Claude Le Pape. Música: Philippe Deshaies, Lionel Flairs, Benoit Rault. Fotografía: David Cailley.  Productora: Nord-Ouest Productions. Reparto: Kévin Azaïs, Adèle Haenel, Antoine Laurent, Brigitte Roüan, William Lebghil,Thibaut Berducat. Duración: 98 minutos. Comedia. Drama. Romance.




miércoles, 1 de julio de 2015

Viaje a Sils María




Miedo a las alturas
por Alba Varón

¿Qué es mejor entonces? ¿Tener años de experiencia o ser joven y estar continuamente expectante ante los sucesos que vienen? El otro día mantuve una breve conversación con otro miembro de este blog sobre si los veinte son mejores que los treinta. Qué tontería, pensarán algunos. Pues los veinte, pensarán otros.

Hay miles de maneras de afrontar el paso del tiempo. Cada uno lo lleva de la mejor manera que puede. Unos desean que pase rápido mientras otros ven que cada segundo que pasa es un trozo de vida que pierden. Entre toda esta maraña de reflexiones tan "veraniegas" tuve la suerte de toparme en cartelera con la película Viaje a Sils María del director Olivier Assayas. Sinceramente me llamó la atención poco más que el cartel y el elenco actoral (Juliette Binoche vs Kristen Stewart). ¿Qué harán estas dos mujeres juntas?

La película empieza en el interior de un tren que va camino a Zúrich. Entre los ruidos de ruedas y las sombras del paisaje nos encontramos a la actriz María Enders (Binoche) con su secretaria o asistente personal Valentine (Stewart). La muerte de Wilhelm Melchior (director que iban a homenajear tras el viaje) detendrá los acontecimientos de las dos mujeres y las sumergirá en una historia apasionante que se camuflará entre juegos de espejos distorsionados por la ficción y la realidad. Un joven y prometedor director teatral le propone a María representar la misma obra que le llevó al éxito, pero ya no con el papel de la joven Sigrid, sino con el de la madura Helena, mujer que termina locamente enamorada de Sigrid, suicidándose por el rechazo de esta.

El director francés decide jugar a entremezclar la cara y la cruz de una misma moneda para presentarnos a una señorial y exitosa actriz opuesta a la juventud exuberante y sensual de Jo-Ann Ellis (Chloë Grace Moretz) que realizará ahora el papel de Sigrid. Assayas conoce a Binoche desde hace más de veinte años y parece que ha estado diseñando el papel de María desde que la conoció. María, una actriz que se sorprende de cómo la difusión rápida de información en estos días de Internet y drogas ensalzan a su “predecesora en el puesto” .
Valentine ayudará a la actriz en sus ensayos, le acompañará al cine, al bar, a conocer a su futura compañera e incluso emprenderán viajes por las montañas para observar paisajes tan espectaculares y estremecedores como son los Alpes Suizos. Sin duda su duelo continuo es lo mejor del film. Durante más de la segunda mitad de la película su ayudante será el apoyo y espejo de María. Curiosa y bien manejada mezcla entre las frases del guión que estudian y lo que realmente se dicen. Continuos guiños y engaños. Valentine siempre llevará consigo el librito, por si acaso la requiere la jefa en cualquier momento. Puro teatro vivo que se pierde en los momentos en los que las dos actrices no están juntas. Sin ellas, el nivel y la intensidad de la película baja. Cuando están en escena la película está en la cima, pero sin ellas se desliza vertiginosamente hacia largas pausas. Y sí, tan curiosa relación traspasa las pantallas al mostrarnos cómo una actriz que llegó a Hollywood gracias a una saga de vampiros puede llegar competir con una curtida mujer que ha actuado en algunas de las películas de los directores más asombrosos de la cinematografía actual: Michael Haneke, Krzysztof Kieslowski, David Cronenberg (guiño guiño) o Bruno Dumont. Entonces...¿por qué demonios se le ocurre a Assayas la genial idea de que Kristen Stewart dé paso de ese modo tan tajante al tercer acto de la película y derrumbar mis expectativas de un final asombroso?
Dado que todos sabemos que la cartelera en verano no está para echar cohetes, Viaje a Sils María nos ofrece un momento de reflexión y un espléndido viaje hacia el autoconocimiento de las zonas más altas de nuestra personalidad.

Francia. 2014. T.O.: Viaje a Sils MaríaDirector: Olivier Assayas. Guión: Olivier Assayas.  Fotografía: Yorick Le Saux Productora: Coproduccion Francia-Alemania; CG Cinema; CAB Production/ Pallas Films/Vortex Sutra Reparto: Juliette Binoche, Kristen Stewart, Chlöe Grace Moretz, Johnny Flynn, Lars Eidinger, Hanns Zischler, Claire Tran, Angela Winkler, Alister Mazzotti, Steffen Mennekers, Duración: 124 minutos. Teatro. Drama


lunes, 11 de mayo de 2015

Girlhood


Shine bright like a diamond

AVISO: SPOILERS

Por Fco. Javier López

Céline Sciamma apuntaba que el detonante que le llevó a trabajar en una película que abordara la realidad afroamericana en Francia fue, valga la redundancia, la propia contemplación de esa realidad. La directora francesa, muy interesada en tratar temas universales en situaciones excepcionales (ejemplo de ello es su anterior película, Tomboy (2011)), decide hacer un retrato imparcial de la adolescencia desde una perspectiva sociológica, tomando una situación vigente para construir una diégesis que actúa como reflejo de una realidad social y personal.

La primera parte de 'Girlhood' conjuga a la perfección sus dos aspiraciones. Nos habla del sentimiento de pertenencia, de la pérdida de oportunidades y de la búsqueda -y transgresión- de los límites. Sciamma nos presenta una película que marca sin vaselina los puntos de giro con una intención muy clara: describir el punto y aparte de las etapas de la protagonista. La banda sonora hace acto de presencia tras terminar los pulsos fundamentales de la vida de Marieme (Karidja Touré), la pantalla se queda en total oscuridad y vuelve a la luz con la certeza de que ha empezado algo nuevo. Este mecanismo narrativo encaja como un guante con la película, que juega a hacernos sentir y ponernos en los ojos del personaje principal. La asunción de estas reglas hace que la cinta tenga una unidad muy poderosa: transcribe la intensidad y la idiosincrasia del fantástico grupo protagonista en un tratamiento narrativo y estético que se aleja de la crudeza realista de este tipo de dramas sociales, alcanzando su clímax en la escena de la habitación del hotel al ritmo de Diamonds de Rihanna.

Por otra parte, en su vertiente más social, la película nos habla del rol de la mujer en un mundo conflictivo, lleno de tabúes y de normativa no escrita. Sciamma demuestra un fuerte compromiso al retratar los momentos de insumisión, de las intenciones de transcender y estar por encima de todos los estigmas sociales a los que se enfrenta el grupo de amigas. Todo esto se refleja muy bien en el momento en el que aparece la ex-miembro de la pandilla habiéndose rendido ante el arquetipo del que pretenden escapar: el de la madre asentada y responsable que vive habiendo asumido el rol que el mundo quiere que desempeñe. La película, con mucha inteligencia, rebaja el tono en este momento y nos lo muestra de manera sobria: otro reflejo de una realidad. El tratamiento sólo "vuela" cuando nos habla de las ilusiones, de la intención de arriesgar de las protagonistas. Una forma muy elegante de exponer su discurso.

Se ha hablado mucho de que la segunda parte de la película es algo más floja que la primera, y puede que con bastante atino. Marieme se aleja de su grupo de amigas y empieza una lóbrega etapa de su vida, relegada a trabajar para un traficante de drogas ladino y machista. El film pasa de reivindicar las ganas de transgredir unas normas a mostrarnos, de forma reposada, un intento desesperado por estar por encima de los juicios morales que nacen fruto de esa transgresión. Y aunque el discurso funciona, la narración de esta segunda parte puede resultar más confusa que la de la primera y quizás, algo carente de la fuerza de aquella hasta que llega el -brillante- final.

Aún con todo, Girlhood es un acercamiento muy recomendable a una perspectiva social, maravillosamente compensada con unas ideas universales muy interesantes sobre la adolescencia y la madurez. 


Francia, 2014. T.O.: Bande de Filles. Director: Cèline Sciamma. Guión: Cèline SciammaFotografía: Crystel FournierReparto: Diabate Idrissa, Rabah Nait Oufella, Tatiana Rojo, Karidja Touré, Assa Sylla, Lindsay Karamoh, Mariétou Touré, Idrissa Diabaté, Simina Soumaré, Dielika Coulibaly, Cyril Mendy, Djibril Gueye, Binta Diop, Chance N'Guessan, Damien Chapelle, Nina Melo, Elyes SabyaniProductora: Pyramide Distribution Duración: 112 minutos. Género: Drama. Adolescencia.