miércoles, 12 de agosto de 2015

Cuestión de actitud (XENIA)




La soledad de los números griegos

                                                        Por Alba Varón



La situación griega nos preocupa, la situación griega nos ha preocupado, la situación griega nos preocupará. Pero claro, ahora parece que los medios ya se han olvidado de la debacle y todo lo pasado es un artificio insulso de normalidad. Se ve que nos encanta que nos mientan. A todas horas si es posible. De ahí que sea tan curioso que este verano se haya estrenado (aunque sea del 2014, sí, así van siempre de atrasadas las carteleras españolas ¡y dando gracias!) y haya pasado tan desapercibida (como siempre sucede con las cosas buenas) Cuestión de actitud o, mejor dicho, Xenia, la película del griego Panos H. Koutras. Película que tiene esa cuca misión de darnos una ligera hostia para que despertemos de nuevo al mundo real, no a esa realidad llevadera que nos deja el telediario. En Xenia se nos muestra una Grecia cruel, pintada como un mundo apocalíptico cuando cae la noche y una ciudad de almas desoladas por el día.

Una trama que no es original: dos hermanos, Odysseas (Kostas Nikouli), de 16, y Dany (Nikos Gelia), de 18, buscan desde Atenas a Tesalónica al padre que les abandonó cuando eran pequeños (desde aquí envío mi inmenso odio y mis peores pesadillas a este tipo de “padres”), pero con numerosos matices originales y devastadores como son el preocupante aumento de la homofobia en Europa, especialmente en Grecia, el odio hacia todo lo que venga de fuera, los concursos de cazatalentos, la búsqueda de fama como vía de escape y esas cuestionables leyes que prohíben el reconocimiento de la nacionalidad griega a los hijos de extranjeros nacidos allí, negándoles la residencia y obligándoles a marcharse.

Los dos actores principales están excelentes, completamente creíbles, parece mentira que sea su primera experiencia frente a las cámaras, sus intentos para aumentar el drama se vuelven contundentes logros en una película que quizá peca de ser demasiado larga. La determinación de Ody (Odysseas) y su fuerza de voluntad a la hora de encontrar a su padre es admirable. Quizá haya escenas que sobren, como ciertos conejos enormes de peluche (de los que prefiero no saber su simbolismo para evitarme futuras taras psicológicas) o escenas dramáticas que se alargan demasiado. Pese a ello, la película carga sus armas con los rayitos de esperanza que todavía conservan muchos griegos (y europeos) para seguir adelante. 

La atmósfera de sus imágenes realza la crudeza del mundo desolado que viven día a día sus protagonistas: trabajos precarios, traumas a causa de los sucesivos abandonos en su niñez, incomprensión de la gente que ha vivido con ellos en su propio país y el miedo constante a la expulsión.  Si quieres una película realista es aconsejable, si quieres una película onírica y surrealista también. Xenia es de esas películas que extrañamente abarcan todo sin pecar de excesivas o codiciosas. Simplemente es extraña, curiosa y muy complicada en su fondo. Un cubito de agua fría para que despertemos de la siesta.

   Grecia. 2014. T.O: Xenia . Director: Panos H. Koustras . Guión: Panagiotis Evangelinis y Panos H Koustas. Música: Delaney Blue. Fotografía: Helene Louvart. Productora: 100% Syntetic Films. Reparto: Kostas Nikouli, Nikos Gelia,  Duración: 134 min. Género: Drama. Familia. Crisis Griega

1 comentario:

  1. Supongo que como diría Unamuno una intrahistoria es la mejor forma de conocer la historia. En ese sentido, comparto tu opinión de que una historia de este tipo nos acerca a la generalidad del drama heleno.

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