Decidme que todo ha sido una broma
Por Davina Santos
Como muchas personas de mi generación, he
crecido disfrutando con las continuas reposiciones de Jurassic Park en la televisión. Por
ello, cuando supe del estreno de Jurassic World de inmediato me asaltaron las
ganas de verla, no porque hubiera leído ninguna crítica que la ensalzara, ni
porque el tráiler me cautivara, sino por la oportunidad de volver a la isla Nublar veintidós años después de lo ocurrido en la saga original.
Ahora bien, apenas comenzada me di
cuenta de que ya no era lo mismo. Parte de la culpa la tuvieron los personajes. No esperaba unas caracterizaciones “Dardenne” pero menudo
desfile de estereotipos: que si la tía adicta al trabajo (a la que se la soplan los sobrinos
pero luego llora cuando ve a un dinosaurio languideciendo, precisamente de esos
a los que somete en su parque de atracciones); la madre con problemas en su
matrimonio que se desvive por sus hijos (pero el final happy happy que no
falte); el adolescente insoportable (lo que tenemos que aguantar a lo largo de
la película, menos mal que no se cruza ninguna muchacha durante la persecución, que si no los deja a todos ahí plantados); el guaperas machote que lo
mismo sirve para un roto que para un descosido; el malo malísimo obsesionado
con la guerra que no para de rondar a los raptores (qué pasará, qué pasará…); el
niño repelente y sensible que vomita incansablemente datos acerca de todo cuanto se encuentran… Y qué decir del guión,
a la altura de los personajes en cuanto a previsibilidad: más de una vez no pude contener la risa ante unos diálogos a los que perfectamente podías jugar a anticiparte, como hice yo.
En cuanto a los dinosaurios, el abuso
de CGI (y lo que conlleva) es sangrante. Todo lo que en Jurassic Park era
inocular el miedo en el espectador a través de la sugerencia (mítica la persecución del T-Rex reflejada
en el espejo retrovisor), en Jurassic World es un “a ver quién la tiene más
grande”: lo mismo te encuentras a los dinosaurios (eternamente cabreados: o no
les dan de comer, o los atizan a escondidas, si no no se explica) corriendo, saltando
o volando que intentando follarse a un helicóptero.
El ritmo de la película también me ha
parecido un desastre: escenas completamente prescindibles que se alargaban
hasta la extenuación, explicaciones de lo más básicas en que asimilaban el
comportamiento de los dinosaurios al de un animal de compañía algo salvaje, esa
ridícula carrera en tacones delante de un T-Rex (????)… Y ya en la categoría de
fallos argumentales, no podía faltar el amorío entre los guaperas, que después
de más de una hora agotando nuestra paciencia con sus tonteos varios, no podían
elegir otro momento para darse el lote que ese en el que los dinosaurios
voladores se están cargando a la mitad de los visitantes. Yo es que no entiendo
nada.
Lo único que salvaría de la película,
los pequeños homenajes a Jurassic Park, sobre todo el del operario friki con la
camiseta comprada por eBay que escandaliza a Bryce Dallas Howard (¿humor negro?
¡que dimita!) y, cómo no, el de la entrada en el parque con el tema original de la película sonando de fondo, que hará las delicias de los nostálgicos.
Y, bueno, también quería hacer un par
de comentarios sobre el final ((ALERTA SPOILER))
¿Por qué narices me recuerda tanto a la
escena de Cómo entrenar a tu dragón II
en la que Desdentao tiene que comunicarse con sus congéneres para convencerlos
de que no arremetan contra los humanos y permitir que, así, todo vuelva a la
normalidad? ¿A qué genio se le ocurrió que sería una buena idea que los raptores,
dóciles como perritos, hicieran de renos alrededor de un Chris Pratt montado en
moto con cara de malote?
Estados Unidos. 2015. T.O.: Jurassic
World. Director: Colin Trevorrow. Guión: Colin Trevorrow, Rick Jaffa, Amanda Silver y Mark
Protosevich. Música: Michael Giacchino. Fotografía: John Schwartzman. Productora: Amblin
Entertainment y Universal Pictures. Reparto: Chris Pratt, Bryce Dallas Howard, Ty Simpkins, Nick
Robinson, Vincent D’Onofrio. Duración: 124 minutos. Ciencia
ficción. Aventuras. Secuela. Dinosaurios. 3-D.
Como persona que vio la primera película en su contexto y no a través de posteriores reposiciones televisivas, no puedo estar más en desacuerdo.
ResponderEliminarTodos los defectos que le achacas (Los estereotipos, el hecho de que los dinosaurios tengan que ser más grandes y feroces, lo machote que es el protagonista y hasta las continuas carreras en tacones), son defectos que la propia película nos reconoce y nos insinúa de forma más o menos sutil a lo largo de la misma. Un segundo visionado quizás te venga bien en ese sentido, ya que veo que no has detectado ninguno de esos guiños, o quizás hayas preferido ignorarlos. Cuando una película te dice tan abiertamente que no se toma en serio a sí misma y te invita a desconectar y pasar dos horas al estilo de los 90, tienes dos opciones. O te dejas llevar y pasas un buen rato, con el extra nostálgico para aquellos que ronden la treintena, o frunces el ceño y dejas de creértelo todo. Y sinceramente, creo que es una lástima que hayas elegido la segunda opción, ya que me parece una película que cumple perfectamente su cometido, y que no se ríe de ti, sino contigo.
Disto mucho de ser un fan de "Jurassic Park", ni he visto las anteriores ni creo que llegue a ver esta. Ahora bien ¿qué esperabas? El cine de acción de Hollywood ha quedado reducido a los mismos prototipos de personajes planos, el mismo argumento y pequeñas variaciones en los mismos según la causa que impulse el argumento. Realmente es muy triste...
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